TRIRREMES GRIEGAS EN TIEMPOS DE LA GUERRAS MÉDICAS.
Cuando en 486 a.c moría el rey Darío I dejando inacabados los preparativos para una nueva campaña de invasión de Grecia. Tras su frustrado primer intento, recogía el relevo su hijo Jerjes I, quién no se dentendría en el empeño de su padre de conquistar las polis griegas.
Durante los 4 años siguientes, Jerjes, se dedicó a multiplicar su flota y construyó puentes en el Helesponto para que cruzase su enorme ejército. Mientras tanto, los griegos, que sabían con certeza que tras el triunfo sobre Darío la guerra no acababa sino de empezar, se rearmaron construyendo una gran armada que superó las 300 naves, de las cuales más de la mitad pertenecían a Atenas.
Ya en 481 a.c, el rey de reyes persa, comienza la campaña atravesando Tracia y el norte de Grecia y en 480 a.c derrotando a Leónidas en las Termópilas. Los atenienienses han de evacuar su ciudad y huir al Peloponeso, protegida en el istmo de Corinto por la coalición de los ejércitos griegos, que no pudieron evitar la devastación de la desprotegida Atenas a manos de Jerjes.
LA BATALLA EN EL CANAL DE LA ISLA DE SALAMINA
Bien porque el general Temistocles engañó a Jerjes con un mensaje de falsa retirada, o bien porque éste buscaba una victoria rápida, la colosal flota persa se dispuso a adentrarse en el canal occidental entre la isla de Salamina y el Ática, donde esperaban las filas de barcos griegos. En ese angosto estrecho la multitud de naves de los persas y sus aliados, no pudo maniobrar cómodamente, hasta el punto agolparse desordenadamente produciéndose un caos que los griegos, muy inferiores en número, supieron aprovechar rodeándoles. De nada sirivó la pericia marítima de los fenicios, siervos de Jerjes; lo que quedó de la flota aqueménida tuvo que retroceder y huir ante la desesperación de su monarca que había construido un promontorio desde donde observar el desarrollo de los acontecimientos.
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